miércoles, 16 de mayo de 2012

JOSÈ ERA JUANA

JOSÈ ERA JUANA

Hanako y Bunkiku

                             Papà tenìa unos 22 o 23 años de edad y trabajaba con mi abuelo en la localidad de Huaral,al norte de Lima.En aquella època,trabajaban de forma independiente una chacra que alquilaron,para sembrar flores y hortalizas y cada dos dìas debìan llevar el producto de su cosecha a Lima,a un lugar conocido como La Parada,en el distrito de La Victoria,que hasta el dìa de hoy,sirve como Mercado Mayorista de Abastos para la capital limeña;pero esta historia tiene como ochenta años y actualmente, existen otros centros mayoristas para los productores que llegan de todas partes del paìs a ofrecer sus cosechas.Al parecer,en aquellos dìas,todos llegaban a La Parada y fuè en esas circunstancias que papà,recorriendo el lugar y curioseando la mercaderìa ajena,reparò en un muchachito esmirriado y pequeño,que ofrecìa muy serio,sus verduras a los noctàmbulos compradores,que andaban siempre a la bùsqueda de los mejores precios del mercado.

                         Aquel chico tenìa algo extraño que papà no podìa definir,asì que se acercò para verlo de cerca.Estaba vestido con ropas algo holgadas y ceñìa su cabeza con un sombrero de alas anchas que le cubrìan casi la mitad de su cara(algo asì como el sombrero de Pedro Navaja...huy! ).Papà le preguntò :

                 -¿Còmo te llamas?-

                 -Josè- ,fuè la respuesta.

                 -¿De donde vienes?-

                 -De Pachacàmac-.

                 Estaba visto que era de los tipos a los que habia que sacarle las palabras por cucharadas. Papà siguiò conversando con Josè por un rato màs sin recibir nada màs que monosìlabos por respuestas hasta que,un poco fastidiado,decidiò regresar a su lugar de ventas.Mi abuelo lo habìa estado observando desde lejos y al acercarse mi padre,le preguntò con picardìa :

                  -¿Què estabas haciendo por allà?

                  -Nada,solo querìa saber quien era,pero es un chico extraño,casi introvertido,no sè còmo puede dedicarse a la venta con ese caràcter...

                  Mi abuelo soltò la risa.-¿es que no lo sabes?.No es un muchacho,es una mujer;se viste de hombre para que no la molesten los impertinentes como tù,jajaja -.

                  Papà lo mirò asombrado y volviò la vista otra vez hacia Josè.Entonces cayò en la cuenta de que esa figura,oculta con ropas masculinas,era efectivamente la de una mujer.

                 -Pues no lo entiendo,¿por què hace eso?Acà hay muchas vendedoras y no ocultan su identidad,por què ella se hace llamar Josè?-.

                 -Porque viaja sòla y tiene miedo de ser atacada si saben que es mujer.Ella viene de una chacra de Pachacàmac,que està muy al sur y viaja por horas en el campo,cuando aùn es de noche;ademàs de hacer un largo trayecto por el desierto,cruzando cerros y en el camino,va encontrando otros chacareros que tambien van a Lima a vender sus verduras y resulta que es la ùnica mujer del grupo.Como comprenderàs,no es seguro para ella,que viaja en burro,y con la "agilidad" que tiene ese animal...,pues,ya sabes,le pueden ocurrir cosas feas,asì que ella aquì es Josè para todos-.

                  -¿Y tù còmo sabes todo eso? -papà seguìa sin entender por què esa joven hacìa tal cosa.

                  -Porque conozco a su familia-respondiò el abuelo, -sus padres son japoneses como nosotros,se apellidan Shimabukuro y aquì ,en Perù,todos los japoneses sabemos la vida de cada miembro de la colonia,o al menos,de casi todos- y aquì,los viejos nos enteramos de quien es quien entre los agricultores,sean del sur o del norte.Lo que no nos queda claro es por què viene ella a Lima y no su padre,que serìa lo lògico de suponer.Juana es la hija mayor y sus hermanos son pequeños aùn para hacer ese trabajo...-

                 -¿Juana?...¿asì se llama?

                 -En realidad no,su verdadero nombre es Hanako,pero los peruanos la llamaron siempre como Juana;y ahì la tienes : Josè en La Parada,Juana en el vecindario y Hanako en su casa.Suena un poco extraño,pero esa es su vida y al parecer,ella no se hace problemas con la situaciòn que le tocò vivir-.

                  Al regresar a casa,aùn no se la quitaba de la mente.La historia de esa chica le intrigaba pero...¿era sòlo eso?Esperò con ansiedad el siguiente dìa en que volverìa a Lima para verla y esta vez estaba decidido a no dejar la conversaciòn como la primera vez.Querìa saber màs de ella.

                   Dos dìas despuès,volviò a verla y le hizo saber que estaba enterado de todo y que no debìa preocuparse mucho porque èl estaba dispuesto a apoyarla si hacìa falta.Ella sonriò complacida y...ahì empezò la historia.

                  De la amistad al romance,no hubo mucha distancia,y papà aprendiò el camino a Pachacàmac,sòlo que èl era màs pràctico.En sus dìas de descanso (lo que en verdad es una falacia porque en el campo no hay dìas de descanso ya que la hierba sigue creciendo,las verduras se agrandan,las frutas maduran y las flores se abren al sol sin importarles ni el amor  ni sus trajines ),pero el abuelo se mostrò comprensivo - y por què no,complacido -con la nueva situaciòn que vivìa su primogènito... y -volviendo al relato anterior- papà aprendiò a viajar en tren a Pachacàmac.

                    Sì ya lo sè,los jòvenes que leen estas lìneas diràn : ¿de què tren habla esta tìa?Y les dirè que tampoco yo conocì el tren a Pachacamac,pero hubo un tiempo en que me tocò vivir en ese distrito,y no vì el tren pero sì los restos del sendero que bordeaba el cerro por donde estuvieron los rieles,el angosto puente por donde cruzaba el rìo Lurìn y finalmente,la entrada al pueblo de Pachacàmac,màs conocida como La Estaciòn (adivinen por què) .En aquellos tiempos habìa un tren que empezaba su recorrido en la Estaciòn de Desamparados, en Lima y llegaba al pueblo de Pachacàmac,para recoger cosechas,especialmente algodòn,que se producìan en las grandes Haciendas que circundaban al pueblo.( Si quieren saber què fuè de los grandes latifundios de entonces,revisen la historia no muy lejana del Gobierno Militar de los años '60 y La Ley de Reforma Agraria y se daràn por enterados,porque hoy,mi historia es otra).

                   Papà comenzò a visitar a Hanako en su propia casa y lo que recordaba con mucho cariño de ese tiempo,es que sus pequeños hermanos,le recibìan con grandes muestras de alegrìa.Aunque tal vez la simpatìa se iniciaba a partir de una gran bolsa que portaba èl en cada visita ,con dulces y otras golosinas,especialmente los chocolates que reclamaba la màs pequeñita del clan, mi querida y recordada tìa Kimi, (y pensar que años despuès,serìa ella las que nos visitarìa en casa,premunida de grandes paquetes de golosinas que eran una delicia...si la vida dà vueltas...

                  No estoy muy segura de los detalles posteriores a esas visitas,pero -segùn el relato de mi padre -mi abuelo,es decir,el padre de Hanako,no estuvo de acuerdo con perder a su vendedora estrella y comenzò a oponerse a la relaciòn que empezaba a surgir entre ellos y mi padre,tomò la gran decisiòn de su vida...y la raptò.Cuando llegaba a este punto de la historia, papà se esmeraba en ponerse muy dramàtico,era algo asì como Paris raptando a Helena,sòlo que a èl,la Guerra de Troya le durò toda la vida,porque su Helena se quedò con èl por siempre.Y la familia se fuè multiplicando...disculpen,la familia se sigue multiplicando;aquì estamos,los Higa,con nuestros fracasos y nuestros triunfos,nuestras alegrìas y nuestras tristezas,con nuestros sueños o nuestras pesadillas,buscando siempre un lugar mejor para los nuestros,recogiendo hoy nuestras raìces para seguir sembrando en la tierra fèrtil de los sueños màs caros,porque nosotros somos lo que fueron nuestros padres y responsables de preservar los valores que ellos sembraron en nosotros.Las nuevas generaciones,nos han de recordar un dìa,esperemos que sea con el mismo amor que hoy, rescato yo los recuerdos de los que me precedieron.La historia es nuestra,pero las piedras del camino,a veces nos desconciertan y nos hace vacilar en nuestro andar.Hoy piso con cuidado,pero piso firme porque sè que atràs alguien està guiando sus pasos con las huellas que dejè en mi camino. 


                 

          

sábado, 12 de mayo de 2012

RESCATE DE RECUERDOS EN MAYO

RESCATE DE RECUERDOS EN MAYO

Resulta difìcil escribir sobre alguien a quien casi no se conociò;yo tenìa nueve años cuando ella se fuè.Los recuerdos de mi infancia ,son escasos,quizàs porque ella- por su fràgil salud-sòlo tenìa periodos cortos de estadìa en el hogar;mamà aparecìa y desaparecìa de casa y yo dejè de preguntar a los mayores porque la respuesta era casi siempre la misma : -està en el hospital- ò ,-tiene que quedarse en la casa de la abuela porque el doctor no puede llegar hasta la casa a verla-. Yo vivìa en el campo-en un lugar muy alejado- y mi abuela en la ciudad y al parecer,si mamà no estaba internada en un hospital,era mejor que se quedara con su madre,para que el cardiòlogo la evaluara a diario.Sòlo recuerdo una ocasiòn en que mi padre nos llevò a mi hermana Akemi,a mi hermanito Roberto y a mì, a casa de la abuelita para que vieramos a mamà,ella estaba postrada en una gran cama,tan grande que parecìa empequeñecer màs su delgada figura,el dormitorio estaba en penumbras ,Akemi y yo fuimos a abrazarla y yo sentìa algo extraño,como si estuviera en otro lugar,no en casa de abuelita.Ahora que lo pienso,era como si mamà estuviera presa y no pudiese regresar libremente a casa.

                         Ella sonreìa,pero su mirada delataba una tristeza que en ese momento no comprendì,hablamos un poco de cosas intrascendentes y luego ,emprendimos el regreso a casa.Papà iba muy callado, como no tenìamos automòvil y era de noche,hicimos el camino a pie;no recuerdo cuànto demoramos en llegar a casa,pero fueron varios kilòmetros que a mì se me hicieron eternos, porque el silencio de mi padre me agobiaba.Sentìa que papà estaba diferente a otros dìas,pero no me atrevìa a interrogarlo.A mi lado,mi hermana canturreaba canciones de moda,tal vez porque a ella tambien le estaba molestando que papà no conversara como de costumbre y querìa llenar el ambiente con algo de mùsica.Llegamos muy tarde a casa y nos fuimos a la cama enseguida,pero yo no podìa dormir pensando ...què habìa sido aquello; ¿por què papà nos habìa sacado en medio de la noche para visitar a mamà,si evidentemente,ella se veìa muy cansada para recibir visitas?La respuesta vendrìa unos dìas despuès.

                         Recibimos la visita de mi tìa Tsuru- hermana menor de mamà -.No la veìa muy seguido por casa,asì que -como siempre - me traguè la pregunta y esperè para saber què estaba pasando porque ella tampoco se veìa bien.Afuera de la casa habìa un gran leño seco que usàbamos como asiento,cuando querìamos pasar un rato en el patio jugando y hasta allà nos encaminò a Akemi y a mì,nos hizo sentar frente a ella y comenzò a hablarnos de mamà.

                         Nos explicò que mamà se habìa puesto mal,que no estaba màs en casa de la abuela porque habìa sido ingresada a una clìnica de Lima y que estaba siendo alimentada con suero intravenoso porque ella no podìa hacerlo por sì misma.Yo no tenìa la màs mìnima idea de los tèrminos que estaba utilizando en ese momento asì que le pedì que me explicara de què estaba hablando;ella nos diò una breve explicaciòn del tema,y Akemi se diò por satisfecha -o no quiso saber màs -y se fuè a jugar con su pelota,dando por finalizado el discurso de mi tìa.Pero yo me quedè sentada frente a mi tìa y muy seria le preguntè si todo eso de lo que hablaba era porque mamà se estaba muriendo,mi tìa se quedò muda de la sorpresa por mi comentario,tal vez no esperaba que yò,siendo la hermana menor,lo hubiera entendido tan crudamente.Tìa Tsuru dejò escapar unas làgrimas y asintiò con la cabeza.Yo la abracè y le dì las gracias.No me atrevì a decirselo a mi hermana,creo que tampoco lo comentè con el resto de mis hermanos mayores que,evidentemente sabìan màs que yo sobre el asunto del hospital y de mamà.

                         Al otro dìa,hacia el mediodìa,papà llegò a casa con la carroza fùnebre que traìa a mamà,yo salì de mi dormitorio para ver quienes estaban entrando a casa;al final del corredor estaba papà,màs derrotado que nunca, miràndonos a mi hermanito y a mì,y con paso cansado,se acercò lentamente a nosotros y se inclinò para abrazarnos,luego nos dijo en un susurro,-mamà ya no estarà màs con nosotros -,Akemi caminaba de un lado a otro,llorando ; mi hermanito,que sòlo tenìa cuatro años,en su natural inocencia,sonreia porque la gente grande estaba llorando.Yo sòlo tomè al pequeño de la mano y  me quedè de pie,mirando a unos extraños acomodando la sala de la casa para el velorio.Era todo tan irreal,como entrar en una pesadilla y no encontrar la manera de despertar.Me sentìa culpable por no poder llorar como los demàs.Todos,preocupados por mì,me pedìan que llorara por mamà y eso me hacìa sentir peor.Sòlo me tranquilicè cuando vì llegar a mi abuelita,tan triste pero callada,como lo estaba yo ; percibìa su sufrimiento por la pèrdida de su hija mayor-pero no lloraba- al menos,no lo hizo frente a mì.

                         Tres dìas despuès de su muerte,nos mudamos a otra casa; ella habìa fallecido un 22 de Diciembre y la mudanza se realizò en plena Navidad,la màs triste de nuestra historia familiar.Un dìa despuès,naciò el hijo mayor de mi hermana Kiku,el que serìa el primer nieto de mamà.Tantos cambios en nuestras vidas,en tan poco tiempo,acabò por atenuar las penas que-de otro modo- nos hubiera consumido por desesperaciòn.Aprendimos que hay mucho en este mundo ,que escapa a nuestro control y que ,asì como esperamos cosas buenas,tambièn debemos aceptar que las tragedias personales son parte de la existencia del ser humano en esta tierra.

                         Al transcurrir el tiempo,tuve la oportunidad de oìr de mis hermanos mayores,muchìsimas historias sobre mamà y las anècdotas familiares que llenaron sus años de formaciòn,historias de las que yo no formè parte,o que no estàn en mi memoria pero que hice mìas porque es parte de mi legado ahora,y a travès de ellos supe de la estupenda madre que tuve,de todo lo encantadora que pudo ser entonces,de su amor por la familia,de su brillante inteligencia,de su habilidad para resolver los problemas-grandes o pequeños- que se presentaban en casa,del amor incondicional a mi padre y a los hijos,de su preocupaciòn por cocinar y alimentar,no solo a la familia,si no ,a toda la tropa de peones que llegaban para las cosechas en la chacra de papà,con los que podìa entablar conversaciones en quechua -el idioma original de los trabajadores, entonces-. Tambien supe de su habilidad para la costura-lo que me trae ahora el recuerdo de una hermosa muñeca de trapo que mamà confeccionò para mì,cuando era pequeña-.Y tambien oì de los detalles amables que tenìa con los vecinos menos favorecidos que nosotros,por la suerte ...y asì,poco a poco, fuì reconstruyendo los recuerdos de mamà.

                        Este año se cumplen 50 años de su deceso;en estas cinco dècadas transcurridas,muchas cosas-buenas y malas-ocurrieron en el seno de la familia,todos los hermanos nos casamos,le dimos 27 nietos y ya perdì la cuenta de los bisnietos y ojalà que-desde donde se encuentre- tenga la oportunidad de ver cuànto creciò su familia.En cuanto a mì,ya tuve la oportunidad de hacerme madre y abuela,pero cuando pienso en ella,vuelvo a ser aquella niña de nueve años,que aùn esperaba cada tarde,a ver si ese era el dìa en que mamà regresarìa a casa para quedarse con nosotros nuevamente.

                         Hoy es segundo domingo de Mayo,Dìa de la Madre en Perù,en Japòn y en la mayorìa de paìses en el mundo, tal vez por eso,hoy es el dìa en que màs pienso en ella,en todo lo que no pudimos compartir juntas y en toda la falta que me hizo.Y tambien es el dìa en que pienso en mis hijos.en los años que me alejè de ellos por venir a trabajar a un paìs tan lejano y me duele doblemente porque sè que tambien yo les hice falta alguna vez y hay momentos en el tiempo y recuerdos que ellos no tendràn de mì,habràn instantes vacìos en su memoria y sè que no hay forma de llenarlos.

                         Pero hoy tambien es tiempo de reconciliaciòn,hoy es el dìa en que puedo saludar a mi madre y decirle cuànto la amo;aunque no estè màs aquì,fisicamente, de algun modo la acerco a mì y le doy ese abrazo a la imagen que mi memoria materializa. Y en unas horas recibirè el abrazo real de Alfredo,mi hijo menor,quien es el ùnico que se encuentra viviendo cerca de mì, en Japòn;  y el saludo virtual  de Enrique,Eduardo y Sofìa,quienes se marcharon de estas islas hace algùn tiempo,en busca de nuevos horizontes.Tambien ellos,en mi corazòn,estaràn hoy conmigo,porque la vida es un boumerang  y al final,de algùn modo,todos volvemos al origen.

                         

                         

                         
                         

                         

miércoles, 9 de mayo de 2012

DÌAS DE HOSPITAL


DÌAS DE HOSPITAL

                         Ingresar internado a un hospital puede ser en sì mismo,un hecho desagradable,si tenemos en cuenta que normalmente,un hospital no es lugar al que se vaya simplemente de paseo.Sin embargo,mi experiencia personal en ese tema ,dista mucho de lo que,supongo,debe pensar la mayorìa de personas.

                         En 1994,me encontraba en la ciudad de Toyota,trabajando en una fàbrica de autopartes y gozaba de una salud relativamente aceptable.La mayorìa de los peruanos que vivìan en mi vecindario,parecìan sentir una cierta aversiòn a los centros hospitalarios de Japòn.Se creaban historias - que ya parecìan leyendas urbanas - sobre los hospitales locales.

                          Tal vez los temores se iniciaban a partir del desconocimiento del idioma y lo difìcil de la comunicaciòn frente al mèdico y las enfermeras que debìan atender a extranjeros que  llegaban sin poder exponer los sìntomas que sufrìan.La consecuencia fuè que los peruanos,brasileños...(la lista es larga),los extranjeros en general,optaban por automedicarse,recurrìan a los familiares y amigos de sus paìses de origen,para proveerse de medicinas bàsicas (y algunas no tan bàsicas),se hablaban tantas cosas negativas sobre las experiencias de tal o cual,que se terminò por generalizar el asunto y los mèdicos,satanizados y criticados por la colonia extranjera,acabaron por sembrarme dudas sobre lo que serìa de mì si en algun momento,me llegara la hora de enfrentar tal situaciòn.Y la hora me llegò.

                         Comencè a visitar el Hospital Kamo de Toyota al poco tiempo de mudarme a esa ciudad;en mi vecindario abundaban las pequeñas clìnicas de consultas,en todas las especialidades que se puedan imaginar,pero por alguna razòn,yo preferìa el hospital general y lo primero que observè - y admirè - fuè la increìble calidad de atenciòn al paciente.Desde el guardia de seguridad que encuentras en la puerta,el personal administrativo,mèdico y el de servicio de limpieza,priorizan la atenciòn al paciente de una manera muy eficiente.Lo cierto es que,a pesar de saberse en un hospital,el tiempo suele pasar con menos desagrado si uno se sabe bien atendido y eso lograba que fuera con cierto ànimo,a pesar de los malestares que pudieran llevarme allì.

                         Mi experiencia en hospitales de Perù se reducìan a las cuatro veces que fuì a dar a luz a mis cuatro hijos y uno que otro percance menor de lo que no tengo muchos recuerdos,pero es aquì en Japòn,que me tocò vivir historias bastantes difìciles con respecto a este tema.Y es asì que al tercer año de mi llegada a este paìus tuve que enfrentar el hecho de que el càncer invadìa mi vida,afortunadamente en una fase intermedia. 

                         Solìa acercarme al hospital cada tres o cuatro meses,por cosas tan triviales como una gripe o algùn problema gastrointestinal,porque detestaba ir a una farmacia a comprar medicinas por mi cuenta;fuè asì que,cada vez que iba al hospital,tomè la costumbre de acercarme al consultorio de ginecologìa para pedir una prueba de càncer,màs conocido como Papanicolao,a veces con tan poco intervalo entre una y otra prueba que,sospecho,las enfermeras empezaban a incomodarse,pero como nunca abandonaban su sonrisa yo seguìa yendo una y otra vez.

                         Creo que eso salvò mi vida porque un dìa el resultado cambiò y por primera vez,tuve que enfrentar a un mèdico - demasiado serio para mi gusto - tratando de explicarme lo que estaba sucediendo.Pienso que su mayor preocupaciòn era lograr que yo comprendiera,palabra a palabra,lo que debìa decirme,porque la ùnica traductora del hospital -una enfermera brasileña que laboraba allì - estaba aquel dìa de descanso.El mèdico se esmerò en trazar dibujos y diagramas para ayudarse en su explicaciòn y al final me quedò muy claro: el mundo habìa cambiado de color y el futuro era apenas un signo de interrogaciòn.

                         Mis hijos se encontraban estudiando en Perù y yo pensaba en el siguiente paso a seguir;despuès de unos meses de observaciòn mèdica y al no obtener mejorìa,se me sugiriò una histerectomìa,fuè entonces que decidì volver al Perù para ver a mis hijos.Permanecì un mes con ellos y luego regresè a Japòn para someterme a la operaciòn y al tratamiento posterior que resolviò el problema.

                         Los meses que permanecì en el hospital,me dieron un nuevo enfoque sobre las experiencias de vida en Japòn.El hospital,visto por dentro,puede resultar interesante,si no pensamos en la parte dolorosa del asunto.Interactuar con mèdicos,enfermeras e incluso,con los otros pacientes del piso del hospital donde me encontraba internada,fuè realmente una buena oportunidad para conocer otro aspecto de la vida en este paìs.

                        Tuve tres compañeras de habitaciòn,todas con càncer terminal y las conversaciones que tenìamos eran sobre la vida,las cosas que planificaban para el futuro,las bromas y anècdotas de hospitales y a veces,nos reìamos tanto que venìan las enfermeras para pedirnos que no hicieramos tanta bulla.Pero igual,hasta el mèdico de servicio terminaba contagiàndose de nuestras risas y participando de nuestras bromas,creo que era la habitaciòn màs alegre del piso.Habìa momentos en que olvidaba por què estaba allì.Cuando me dieron de alta,me costò un poco despedirme,porque fuè la primera vez que las cuatro compañeras de cuarto,sentimos nuestras voces quebrarse y los ojos hùmedos de tristeza;recuerdo que una de ellas me deseò que no volviera nunca màs a una cama de ese hospital.Y asì fuè,seguì un tratamiento como paciente externa hasta que el mèdico me anunciò que todo estaba bien y que podìa volver a mi vida normal.

                         En los años posteriores me pasò un poco de todo : un problema en el seno izquierdo que implicò una dolorosa biopsia que,afortunadamente,resultò negativo,una hernia discal que me retuvo dos meses en cama hasta que recuperè el movimiento de mi pierna izquierda y en el interìn,yo volvìa al trabajo,intentando recuperar el tiempo perdido.

                         Desde entonces,las visitas a los centros hospitalarios,se hicieron un tanto rutinarios por algunos años hasta el verano del 2008 en que un accidente de trabajo me enviò de nuevo al quiròfano,esta vez por un motivo diferente : un tendòn en el hombro izquierdo se habìa partido y fuè necesaria una intervenciòn quirùrgica para intentar reparar el daño ; esta vez permanecì tres largos meses internada en el Chubu Rosai Hospital de Nagoya,especializado en esta clase de problemas,porque el proceso de rehabilitaciòn se complicò demasiado.

                         A pesar de los esfuerzos del personal de rehabilitaciòn,no conseguìa recuperar la movilidad total de mi brazo y tuve que volver a casa,para seguir el proceso de forma ambulatoria en el Sakura Hospital de mi localidad.Un año despuès de la operaciòn,volvì a mi centro de trabajo,para laborar en un àrea,supuestamente màs acorde con mi nueva situaciòn fìsica.El resultado fuè que las nuevas obligaciones,afectaron la hernia discal que me acompañaba desde hacìa unos años,lo cual significò otra visita al quiròfano; segùn me explicò el mèdico,la hernia habìa adquirido la dureza de un cuerpo òseo,por lo que debìa remover una vèrtebra para extraerla.Las perspectivas a futuro no parecìan muy alentadoras y màs de una persona,me hablaron de la posibilidad de quedarme sin poder caminar despuès.

                         Si me pongo a evaluar cuales son mis preferencias,yo dirìa que elijo ponerme en las manos del cirujano - que dicho sea de paso,era un anciano que hacìa dudar a cualquiera - antes que seguir arrastrando mi pierna y mi autoestima por la calle.Considero que soy fuerte ante el dolor fìsico,pero el malestar ya estaba superàndome,asì que cerrè mis oidos a los comentarios bien intencionados de parientes y amigos y me sometì a la bendita operaciòn.

                         La mano preciosa del mèdico obrò el milagro y 24 horas despuès,yo conseguì- aunque lentamente - dar mis primeros pasos en la habitaciòn del hospital;cualquiera al verme,creerìa que sòlo me habìan extraìdo una muela.De cualquier forma,nadie queda total e ìntegramente restablecido de una operaciòn semejante.Ahora las sesiones de terapia son diarias y sospecho que,a estas alturas de mi vida,es lo que corresponde hacer.Pero los malestares.cuando las hay,son bastante tolerables y lo mejor de todo es que no quedaron secuelas externas visibles;lo ùnico que debo hacer es tomar medidas  para no forzar al organismo y entender de una vez por todas,de que ya no tengo veinte años (...hace tiempo...jeje). 

                         Ya perdì la cuenta de cuànta gente nueva conocì en estos ùltimos años,a raìz de los ùltimos sucesos hospitalarios,tanto en el Chubu Rosai Hospital,como en el Sakura Hospital: mèdicos,enfermeras,pacientes,etc.etc....y cuàntos supuestos "amigos" perdì en el proceso,porque es en esas circunstancias,que puedes discernir mejor sobre el asunto de lo que significa la amistad,el amor,la solidaridad y la preocupaciòn autèntica  de los seres que te rodean.A veces pienso que los malestares del espìritu duelen màs que los dolores fìsicos,las penurias econòmicas o los problemas laborales.

    

                 Hoy trato de salir adelante con mi vida y espero seguir enfrentando los retos de este mundo.Mientras camino,voy despejando poco a poco,las piedrecitas que encuentro a mi paso.El sendero a veces se angosta y hay que desbrozar la hierba que estorba mi andar; pero sigo caminando y como dice Juanes,"...vienen tiempos buenos y los malos ya se van...

 Los ex-pacientes minusvàlidos del Chubu Rosai Hospital.crearon una banda musical y hoy recorren hospitales de todo el paìs,con mensajes de amor y esperanza.