viernes, 24 de mayo de 2013

EDAD DORADA

Adolfo y yo celebrando el cumpleaños

EDAD DORADA

                   Estoy iniciando una nueva gran etapa en mi vida. Ayer completé sesenta años de mi paso por este extraño y bizarro mundo y hoy despierto otra vez de cara al destino y los retos que me esperan a partir de este punto en el camino. 

                    Confieso que durante mucho tiempo me pregunté que sucedería al llegar a la llamada "tercera edad" y ahora me cuestiono si existen las edades ordenadas de ese modo; ¿cómo pasé yo de la "primera" a la "segunda" y cuándo ocurrió ese momento?. Luego llega a mí, la gastada fórmula de  -"mantener el espíritu joven para no sentir el paso de los años"-, -"ignorar la palabra vejez  para que ésta no se adueñe de tus pensamientos a futuro"-, -"mirar siempre adelante y dejar atrás el pasado"-... y toda esa retórica que acostumbramos a escuchar durante años; pero es justamente ahora cuando me detengo a pensar en lo que realmente significa para mí, el hecho de haber llegado a lo que en el Perú llamamos "la base seis"; sesenta años que son pocos y muchos a la vez; que recibí tanto y me faltó más; que acumulé experiencia y aprendí poco; que me llené de proyectos que se fueron quedando adormecidos en el camino. 

Con Alfredo,23 de Mayo de 2013

                      El novelista y Premio Nobel peruano, Mario Vargas Llosa, pone en boca de Santiago Zavala, protagonista de su novela  "Conversación en la Catedral" la conocida frase "¿...en qué momento se jodió el Perú?..."; y desde mi personal perspectiva, retomo la pregunta para cuestionarme: -"...¿en que momento se jodió mi vida?...".

                    Suelo escribir historias cargadas de sentimientos de alegría, nostalgia o tristeza porque escribo desde todas las etapas de mi vida: desde los recuerdos ajenos de quienes me precedieron hasta la soledad de mis actuales vivencias y no es mi intención ensombrecer con pesadumbre y dolor este artículo. Pero la pregunta no pierde validez si se trata de analizar el momento que motiva el escribir estas líneas.

                    No hay un punto de partida que sirva de referente para encontrar respuestas a una pregunta así, porque todo es producto de nuestra percepción ante los acontecimientos que forman una vida. Ni siquiera el momento de la concepción de un ser puede ser considerado el punto de partida,... al menos, esa es mi forma de pensar; el problema no es enredarnos en filosofías baratas sobre -"que hubiera pasado si..."-  ... porque ya pasó y no existe máquinas del tiempo que enmienden nuestros desaciertos.

En la cima del Everest

                       En este punto de mi vida, voy a construir mi mundo desde una nueva perspectiva; ... y supongo que seguiré errando y enmendando mis faltas, porque un cumpleaños no me hizo más sabia ni menos torpe, pero no me daré por vencida, no mientras pueda rescatar los sueños que aún conservo, no mientras pueda forjar proyectos viables ...y hasta los supuestos "inviables". Ayer, mientras yo cumplía 60 años, el japonés Yuiichiro Miura, de 80 años de edad, coronaba por tercera vez la cima del Everest, la montaña más alta del mundo, que se encuentra a 8,848 metros sobre el nivel del mar a pesar de que, en Enero pasado, fué operado del corazón y  sufrió hace dos años de una fractura de cadera; sus anteriores escaladas al Everest las realizó a los 70 y 75 años de edad... y se considera capaz de hacer un cuarto viaje al techo del mundo. Con semejante ejemplo, ¿de qué me puedo quejar?.

Escalando el Everest

                      El señor Miura es la versión más actualizada de lo que puede hacer un hombre cuando la constancia y la voluntad para lograr un objetivo, lo  eleva por sobre cualquier cuestionamiento ajeno que quiera frenarlo. Y con respecto a esta hazaña alcanzada por un octogenario, yo pienso que la clave del éxito se resume en una sola palabra: AMOR. El anciano llegó a la cima apoyado por su hijo, el señor Gota Miura, quien lo acompañó en todo momento y le dio la fuerza de su amor filial para que lograra el sueño de convertirse en el hombre más anciano que haya escalado el Everest y ante tal proeza, yo me quitaría el sombrero (si lo tuviera).

Yuiichiro Miura

                    Y volviendo al principio de esta historia, debo recapitular mis opciones - que son muchas- para establecer una nueva escala de prioridades en mi vida. Por lo pronto, rescato todo lo bueno que me dio la vida, para incorporarlo al nuevo mundo personal que hoy construyo; y guardo lo funesto sin destruirlo porque - de vez en cuando- debo darle una mirada para recordar los errores que me llevaron a la parte triste que no deseo repetir. Entonces, quiero lograr mis sueños, pero no soy de las personas que creen en el poder de la soledad; yo, como el señor Miura, quiero el AMOR de quienes creen en mí y necesito sentir que están conmigo... aunque se encuentren físicamente lejos. 

                             Vivo en una isla pero no quiero ser aislada de la vida de los seres que tanto amo: de la familia y los amigos que me quieren bien ni de los extraños que algún día cruzaran por mi camino y se volverán parte de esta nueva historia, la historia de mis años dorados. Los que crean, oren por mí.

                    
                    

 

                    

sábado, 20 de abril de 2013

UN UCHINANCHU EN PERÚ

UN UCHINANCHU*  EN PERÚ


Intento penetrar en el alma del uchinanchu que conocí ; tarea difícil. Los restos del uchinanchu descansan en tierra ajena desde hace cuarenta años. La tonada de  "Todos vuelven" no se hizo realidad en él. Las nuevas generaciones que llevan su sangre, saben poco de sus vivencias y tal vez tampoco les importe mucho, pero él fué mi padre y aún me aferro a su recuerdo, porque  soy de algún modo, parte de él.
               Quisiera desandar su camino y recorrer los campos de Uchina**  a su lado y sentir con él la misma emoción de sus años infantiles, cuando Nago*** era su mundo, con sus caminos de tierra, su playa infinita y su mar siempre azul. Pero pienso en él y recuerdo sus tristezas; la nostalgia se adivinaba en su mirada.
                Cómo no entenderlo ahora que en el silencio de esta noche nipona, la Patria se me acerca, brumosa y etérea,  desde la otra orilla del océano.
                Cómo no pensar en su tristeza,  si ahora es mi perpetua compañera en esta tierra que es cálida y fría a la vez;  que te dá tanto pero te quita más; que te permite sueños y te destroza la fé; ... y me pregunto: ¿qué sentía papá cuando pensaba en su Nago natal,el " furusato **** "  de sus recuerdos? ...  Indago en la memoria ( lo poco que hoy me queda ) y puedo ver su rostro, curtido de sol y viento...



               Las botas maltrechas se hunden en lodo,
               la lluvia no cesa,las sombras se yerguen
               y envuelven su cuerpo,cansado y marchito.
               La noche aprisiona y surgen recuerdos;
               La Patria lejana se asoma en el alma,
               " ¡ Uchina, Uchina ! " una voz le reclama,
               espectros del tiempo traspasan los mares,
               invaden los campos, alcanzan los Andes
               y aún en la selva,clamores nocturnos
               pasean su canto y surge a lo lejos
               la eterna pregunta: 
               ¿por qué la distancia? ¿por qué la nostalgia?
               Transporta su mente, allá donde nadie
               percibe sus pasos ni evoca su nombre; 
               camina otra vez los campos sombríos,
               la noche de Nago protege su sombra,
               más todo ha cambiado,no encuentra la casa,
               la tierra es ajena, son otros los rostros 
               de aquellos que pueblan 
               sus campos amados.
               Y entonces comprende que todo es un sueño, 
               y cruel, la fatiga, lo envuelve en el llanto
               que asoma a sus ojos, cansados de tanto 
               mirar en la bruma de un pueblo distinto. 
               Inclina la frente, vencido en la lucha, 
               "Uchina, Uchina", musita su canto 
               de amor por la tierra; 
               dolor y quebranto laceran su alma,
               los niños crecieron, la amada no está; 
               cargando recuerdos, recorre caminos 
               que el tiempo algún día tendrá que borrar...

                                             
NAGO -OKINAWA...(foto de localweb.oakhall.org.)

               Perdona que ahora invada tu sueño, 
               no quise inquietar tu eterno descanso, 
               más siento que hay cosas
               que aún no comprendo ...
               tal vez no hubo tiempo,te fuiste tan pronto, 
               quizás es que siento pasar por mi mente
               tus mismas nostalgias; 
               Tu Patria y la mía envuelven la historia
               de dos que repiten el mismo destino: 
               cruzamos los mares dejando a la espalda 
               la Tierra adorada,
               tú nunca volviste a tu Uchina querida,
               yo sigo en tu Patria,añorando a la mía...

                 




*          UCHINANCHU= Okinawense.
**       UCHINA= Nombre original de Okinawa-Ken.
***     NAGO= Provincia de Okinawa,donde nació mi padre,Higa Bunkiku , a quien dedico la presente historia .
****  FURUSATO= Terruño; la tierra de origen de una persona.                                
     
      
     

jueves, 17 de enero de 2013

EL ÚLTIMO TRANVÍA EN LIMA

EL ÚLTIMO TRANVÍA EN LIMA

    

YAMANOTE LINE DE TOKYO

                    Hoy ví una noticia proveniente de Tokyo: después de muchos años, la Línea Yamanote inauguraba vagones nuevos con el color verde de sus inicios; la importancia que tiene este tren eléctrico para los tokiotas, radica en el itinerario que posee. La Línea Yamanote recorre los principales distritos de Tokyo en un círcuito cerrado y en los dos sentidos y lo más importante es la frecuencia de un tren a otro; las personas no se preocupan si pierden un tren porque saben que en contados minutos (2.5 min. en hora punta y cada 4 min. en horas normales), otro viene por ellos, de este a oeste, de sur a norte, los vagones se suceden en una continuidad envidiable, como serpientes que tragan y vomitan a la gente en cada estación.

ESTACIÓN VILLA EL SALVADOR,LIMA-PERÚ

                    Para el común de la gente en Tokyo, subiendo y bajando todo el tiempo de los trenes  -en esa inmensa maraña del sistema ferroviario, con líneas privadas y públicas-  puede no significar mucho la visión de los vagones recorriendo la ciudad continuamente, pero yo vengo de un país tercermundista, donde una sola línea de tren eléctrico, ha demorado, no años si no DÉCADAS, en hacerse de una realidad a medias, tras falsas e irresponsables promesas populistas de los gobiernos de turno y que hoy se trata de parchar con "mejoras" en el transporte masivo de pasajeros, colocando autobuses que no terminan de convencer a la sufrida población limeña.

TRANVÍA LIMA-CHORRILLOS

                    Y viene a mi memoria el recuerdo de un día, en el desaparecido tranvía Lima-Chorrillos y lo que marcó ese día en mis recuerdos es el hecho de que fue en la fecha que los tranvías de Lima y Callao daban por terminada sus operaciones y fue algo así como el  "debut y despedida" de mi experiencia con ese medio de transportes en la Ciudad Capital.

TRANVÍA ACOPLADO LIMA-SAN MIGUEL

                    Mi hermano Bunjiro llegó a casa y me preguntó si alguna vez había subido al tranvía; en realidad ni siquiera los había visto, si no fuera en dibujos y fotografías. Él me dijo que aquel día, era el último en que circularía la línea Lima-Chorrillos y me invitó a recorrer un tramo para que tuviera el recuerdo del tranvía... ¡ y vaya que lo recuerdo !  Subimos al tranvía en un paradero de Barranco y nos dirigimos al vecino distrito de Chorrillos, paseamos un rato por el Malecón, comimos algo en la playa mientras observábamos a los pescadores artesanales del lugar y luego emprendimos el regreso a casa.

TRANVÍA LIMA-CALLAO (vista en la Av. Sáenz Peña del Callao)

                    Recuerdo que al volver, me puse muy cerca del conductor del tranvía para observar lo que hacía; la imagen que quedó plasmada en mi retina fué el de un señor de edad muy avanzada (en realidad , yo era muy niña y toda la gente mayor parecían viejos para mí)  y lo curioso es que trabajaba de pie, es decir, el conductor no tenía asiento y parecía un soldado de guardia, con la mirada al frente.

Con dirección al Callao

                      No recuerdo haber visto el paisaje por las ventanillas, pues me pasé todo el trayecto del viaje observando al conductor y los pocos movimientos que hacía; percibía algo semejante a la tristeza... ¿quizás nostalgia? ... en la expresión de su rostro, aunque entonces terminé por olvidar aquello; después de todo, era una niña disfrutando de mi primer y último día en el tranvía. Sólo al pasar el tiempo recordé a aquel anónimo señor y el recuerdo se humanizó en mi memoria. También era su último día por las calles de Lima en un tranvía que tal vez había recorrido por años y al que no volvería al día siguiente..., su rutina cambiaría, le aguardarían otros retos... ¿tendría otro  trabajo esperándole?...

RUTA CINCO ESQUINAS-PLAZA SAN MARTÍN

                    Pienso que en el día a día de nuestras vidas, nos encontramos con miles de personas de las que no sabemos nada y tampoco nos importa y esas personas dejan de ser reales en nuestra memoria y sólo son imágenes difusas de nuestros recuerdos; de aquel conductor no sé nada,  era tan solo un hombre al frente del tranvía, pero imagino que tenía una vida, una familia, sueños truncados... y yo para recordarlo, aunque sea de este frágil modo.

                    Algunos años después hice mis estudios secundarios en el distrito de Barranco y en la Avenida Bolognesi aún podía ver sobre la pista de asfalto  -donde ahora recorrían autos y motocicletas-  los restos metálicos de lo que fue la vía por donde alguna vez se deslizó el recordado tranvía Lima-Chorrillos.

LIMA-CALLAO (vista a la altura de la Plaza 2 de Mayo)

                    Han pasado unas cinco décadas desde entonces y de aquellas calles que recorría el tranvía poco o nada queda, las actuales obras municipales en pro de una Lima Metropolitana más acorde con estos tiempos, van destruyendo el paisaje urbano de aquellos días, especialmente en lo que se refiere a mi añorado distrito de Barranco, uno de los pocos que han conservado su arquitectura casi colonial y estructuras de principio de la República y que hoy vé con impotencia, las heridas que infligen a su ciudad los funcionarios de turno. Pero esto es tema para otra nota.

BUNJIRO

                    Bunjiro murió hace algunos años en Perú y no pude despedirme de él, que fué ese hermano especial de mis años infantiles, responsable de que en mi vida hayan quedado recuerdos como aquel del último tranvía y  aunque nunca se lo dije, fueron estas pequeñas salidas cómplices, momentos imborrables en mi memoria y de algún modo, alimentaron mis ansias de saber más del mundo exterior, fuera de las tapias que encerraban mis días en el campo.



PASAJE OBRERO (para cuatro viajes al día)

                    Mi primo Morío ha pasado la mayor parte de su vida en la ciudad y escribe unas notas primorosas sobre la Lima antigua y yo me nutro de sus experiencias y sus recuerdos. Rescato en esta crónica, algunas fotos que él ha publicado en su Facebook y con su permiso, quiero compartirlas con ustedes.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

RECUENTO DE LA MEMORIA, EN DICIEMBRE

RECUENTO DE LA MEMORIA,  EN DICIEMBRE

                      

                     A seis días de finalizar el año 2012, y luego de infructuosos intentos por querer arreglar mi ordenador, he tomado prestado otra computadora para reabrir este blog que no pensé  abandonar por tanto tiempo. Pido disculpas a mis eventuales lectores por la demora.

                      Es posible que resulte de alguna forma lógico y predecible lo que se puede escribir en un mensaje de fín de año  -todos decimos casi siempre lo mismo-; la idea es reciclarnos mentalmente para mirar con emocionada expectativa todo lo bueno que nos depara el futuro, porque ya no se trata de lo que nos espera en este próximo 2013, tal parece que el inicio del año fuera a la vez, el comienzo de una nueva era que ha de durar eternamente, por todos los planes que solemos trazar (..."a partir del 1 de Enero..." ) y que sabemos de antemano, fueron casi los mismos del año anterior; pero como fieles en el confesionario, hacemos un "mea culpa", rezamos un acto de contrición y nos lanzamos al camino, optimistas y seguros de haber oído bien aquello de ... "vé con Dios y no vuelvas a pecar..."

                    Pero yo no quiero escribir acerca de las  " listas de intenciones " para el Año Nuevo, lo mío son los recuerdos, las cosas que vienen a mi mente cuando acaba el año; mi recuento de Diciembre tiene que ver con todos los meses, de todos los años que puedo recordar en casi seis décadas de existencia y que hoy recorro con la inquietud de perderme en el laberinto de mis recuerdos más profundos.

                    Sucesos personales en los últimos días, me hacen temer la proximidad del deterioro lento pero inexorable, de mi memoria (en otros tiempos, uno de mis mayores motivos de orgullo); supongo que son las consecuencias del paso de los años que en algún momento nos pasa la factura. De cualquier forma, aquí estoy, intentando dejar un testimonio escrito del camino recorrido hasta hoy.

                    Hago un viaje retrospectivo para encontrar mis primeros recuerdos de "Año Nuevo" y no resulta difícil: esperar en la penumbra del patio de la casa a que el reloj marcara las doce de la noche, ver el cielo iluminándose de lejos con los fuegos artificiales que encendían los vecinos y luego nosotros -a falta de cohetecillos y bombardas- quemábamos un gran muñeco hecho de la ropa vieja que juntábamos para la ocasión, como un ritual pagano para convertir en cenizas al "Año Viejo" que  -para variar- no se había portado muy bien con nosotros. Luego del holocausto doméstico, nos deseabamos tibiamente  "felíz año nuevo"  y nos ibamos a la cama a dormir, satisfechos de haber neutralizado con el fuego purificador, las malas vibras del año que acababa de morir. Algunas veces, comimos las doce uvas de la suerte y otros tantos rituales locos de fin de año, lo que no tuvimos fueron los brindis con champagne, porque papá era abstemio y no permitía el ingreso de alcohol en la casa (a menos que fuera el del botiquín de primeros auxilios, jajaja).

                  Recordaba entonces que no siempre fué así, que en mis primeros años, la familia de mi madre se reunía en casa de los abuelos Shimabukuro y llegaban todos los tíos y primos en un día predeterminado de Enero para celebrar, muy al estilo japonés, la reunión familiar  del año, saboreábamos platillos de comida y dulces de Okinawa, los pequeños jugábamos, los jóvenes conversaban cosas de adolescentes, los adultos hablaban de trabajo y de nostalgias por la lejana Patria y no necesitábamos de extraños, porque ya en aquel entonces, la familia Shimabukuro tenía entre abuelos, tios y sobrinos, alrededor de cincuenta miembros  (...y pensar que al principio fueron sólo dos, bajando del barco...). Luego de la muerte de mi madre, no recuerdo haber asistido más a esa clase de encuentros familiares.

                   Cuando me hice madre, mis hijos tuvieron en los primeros años, la oportunidad de reuniones familiares en la casa de su abuela paterna, al estilo de "la familia" de Pimpinela. Luego, llegaron los tiempos de Japón y nada volvió a ser lo mismo. Los hijos fueron creciendo, formaron su propia familia y se lanzaron en lo que yo llamo  "la diáspora familiar". Trato de ser optimista y aún sueño con un reencuentro de Navidad y Año Nuevo con todos mis hijos y nietos, pero sé que las distancias geográficas siempre serán difíciles de acortar; diseminados en este vasto mundo, hoy sólo el correo electrónico y las redes sociales me permiten acercarme a sus hogares y capturar sus imágenes, para sentir de ese modo, que aún formo parte de sus vidas, como ellos lo son de la mía. Pero en este punto, no hay reclamo ni lamento, sólo nostalgia. Es lo que la vida nos dá y nos quita a la vez y ellos saben que desde el fondo de mi corazón, mi felicidad es saber que poco a poco, todos van encontrando su lugar en esta tierra y si son felices, yo estoy doblemente felíz por ellos.

                   Este Año Nuevo, pido porque el hogar de todos y cada uno de mis hijos y nietos, se inunde de amor, paz y bonanza y no quiero que cambien nada, ellos ya son maravillosos.

                 Pero un anhelo tan personal debe tener un efecto multiplicador, porque el  "efecto mariposa"  afecta a todos; los deseos de Año Nuevo, se extiende a cada persona que interactúe con ellos; y las buenas vibraciones permiten que esta solitaria mariposa, hoy aletee entre penas y alegrías, para que el aliento de mi cariño vuele a través de océanos, campos y ciudades del mundo, y llegue en forma de brisa o de viento a todos los lugares por donde pase, llevando este amor que se acrecienta, a pesar de las distancias.



                                                ¡FELÍZ AÑO NUEVO PARA TODOS!